martes, 21 de mayo de 2013

Empresas: rentabilidad y tamaño

En cualquier negocio, monitorizar el flujo de dinero y medir su rentabilidad son herramientas fundamentales para asegurar una gestión mínimamente cabal. Al respecto, existen diversos indicadores que nos pueden ayudar. Una medida muy sencilla y no por ello menos usada en Finanzas y Valoración de Empresas es la denominada Rentabilidad del Capital Empleado o más comúnmente conocida por su acrónimo en inglés ROCE (Return On Capital Employed). Este ratio mide la rentabilidad que está aportando un negocio, sea cual sea el origen de los fondos utilizados para su adquisición/financiación. Es decir, el ROCE da una idea de lo buena o menos buena que es una empresa en sí, independientemente de su grado de apalancamiento.

Para un ejercicio anual, si quisiéramos realizar un cálculo aproximado de este indicador, deberíamos llevar a cabo la siguiente operación:

-En el numerador, consideramos el Resultado de Explotación de la empresa/negocio, deduciéndole el porcentaje correspondiente a la tasa fiscal que le aplique (hablamos de rentabilidad “después de impuestos”)

-En el denominador, al Activo No Corriente le añadimos el Activo Corriente de carácter comercial -básicamente Deudores + Existencias menos Acreedores No Financieros (cifras a cierre de período)

-El cociente entre las dos magnitudes anteriores determina en porcentaje la rentabilidad que está obteniendo el negocio

El ROCE es autoexplicativo de forma intrínseca, por lo que observar la tendencia que ha seguido en una compañía en los últimos años resulta tremendamente indicativo; pero para identificar las palancas adecuadas, es necesario desagregar, analizar y ponderar concienzudamente sus distintos componentes (tasa fiscal, nivel de depreciación de los activos*, volumen de inversiones, etc)
*El principal inconveniente del ROCE es que mide el retorno de una inversión usando el valor en libros de los activos. A medida que éstos se deprecian el ROCE aumentará a pesar de que el flujo de caja se haya mantenido igual. Por lo tanto, las empresas con mayores activos depreciados tienden a tener un mayor ROCE que los nuevos. Además, mientras que el flujo de caja es afectado por la inflación, el valor contable de los activos no lo está. Por lo tanto los ingresos aumentan con la inflación, mientras que el capital empleado generalmente no lo hace. En el análisis, hay que aislar ambos efectos.

Para una compañía en concreto, además del análisis horizontal del ratio, resultan también muy elocuentes los benchmarking sobre los correspectivos de sociedades parecidas dentro de un sector, mercado o zona. A modo de ejemplo, si quisiéramos contrastar la rentabilidad de una empresa castellano-leonesa con las del conjunto de tamaño similar al suyo en la región, ésta tabla elaborada por ADVALOREM nos sirve de gran ayuda:

©ADVALOREM 2013

De los promedios anteriores también se pueden obtener indicios acerca del global de negocios de Castilla y León. Como se puede observar, a partir de 2007 la rentabilidad de la inversión se ha desplomado en todos los segmentos analizados, siendo especialmente delicada la situación en los colectivos de compañías más pequeñas, que son por cierto mayoritarias en la Comunidad (ver post de este blog: España 2 - Castilla y León 2 (1er tiempo) de 25 de marzo de 2013).

Debería ser motivo de reflexión la correlación tan positiva que existe entre la dimensión de las compañías y el retorno a la inversión que generan. Y es que las cifras son tozudas: tamaño y rentabilidad van habitualmente de la mano en el mundo de los negocios. En este escenario, y en un país donde el tejido empresarial está ya de por sí extraordinariamente atomizado, no deja de ser pintoresco el aluvión de ideas o iniciativas públicas encaminadas a promover la tan hoy en día manida figura del emprendedor. Es sin duda éste un grupo saludable para dinamizar determinados sectores de la economía, y los impulsos en pos de fomentar muchos de sus proyectos solo se pueden tachar de positivos. Pero ante la elocuencia de los números, sorprende la poca porfía de las Administraciones por intentar poner remedio a la fragmentación del tejido empresarial español, máxime cuando se es consciente de que esa estructura cabalga obstinadamente sobre un retorno a la inversión casi paupérrimo. Cuatro empresas unipersonales no suficientemente rentables pueden constituir una empresa rentable. La situación que vivimos y que debemos afrontar en los próximos años requiere en muchos casos que para poder sobrevivir haya que explorar alianzas. Para distribuir costes de estructura, para generar economías de escala y para complementar el conjunto de productos y servicios ofrecidos a los clientes. Por todo ello de veras cuesta creer que brillen por su ausencia los estímulos, medidas, políticas fiscales, etc destinadas a fomentar operaciones de fusión, asociación o unión de empresas. Ojalá este post sirva como granito de arena al respecto.

martes, 7 de mayo de 2013

Los sectores mejor pagados de la economía

Si usted es uno de los 16 millones de asalariados de este país, es posible que la tabla de este post le pueda orientar a la hora de saber cómo compara su retribución anual con la media del sector en el que se ubica su empresa. Las cifras, elaboradas por ADVALOREM según datos del Instituto Nacional de Estadística, son promedios anuales por persona y colectivo. Obvia reseñar que al ser la media una medida estadística “central”, es acusadamente sensible a los valores extremos, aunque ello no altere su rigor matemático en absoluto. Por la misma razón y para interpretar los datos en clave adecuada, sobra decir que factores como la capacitación-formación, experiencia, rango o puesto jerárquico hacen amplia la dispersión salarial dentro de cada industria y deben por ende ser tenidos en cuenta en cualquier análisis comparativo.

La tabla y sus números son suficientemente auto explicativos. Seguramente al lector no le llame la atención el liderazgo resuelto del Sector de actividades financieras y de seguros, que alcanza año tras año la mayor retribución bruta por asalariado y ejercicio, hasta llegar a 61.689 euros en 2011. Los emolumentos anuales de los trabajadores de la Información y las Comunicaciones se ubican en segundo lugar en el ranking, aunque a cierta distancia (casi 14.000 euros/año). Es probable que la capacitación y/o cualificación asociada a la mayoría de empleados de estos sectores se vea lógicamente refrendada con estas diferencias de sueldos.

Resulta cuando menos, elocuente, el brillante tercer puesto de los salarios de los empleados públicos: no solo están muy por encima de la media nacional, sino que tienen nada menos que siete sectores por debajo en la clasificación.

También parece significativa la posición en la que nos topamos con las remuneraciones del Sector de Construcción. Parece que la crisis que efectivamente atenaza a este sector no ha afectado tanto a los salarios de sus empleados (en promedio), como quizás cabría conjeturar.

Por último, el sector primario, que incluye agricultura, pesca, ganadería y silvicultura, es el que cuenta con los haberes promedio por empleado más bajos.


Fuente: Elaborado por ADVALOREM a partir de datos públicos del INE
© ADVALOREM 2013