lunes, 25 de marzo de 2013

España 2 - Castilla y León 2 (1er tiempo)

Guiado por el título, puede que usted haya llegado hasta aquí con intención de leer la crónica de un partido de fútbol entre las selecciones de España y de Castilla y León. Lamentamos defraudar sus expectativas, pero nos hemos permitido la licencia de encabezar este post con un símil deportivo que bien puede reflejar el resultado de una hipotética contienda estadística (que no balompédica) entre las empresas españolas y sus homólogas castellano-leonesas. El propósito de este post, es por tanto compartir con nuestros seguidores un vistazo a la estructura del entramado empresarial de la comunidad autónoma, confrontándola además con el agregado nacional... ¿nos acompañan en este recorrido?

Para analizar la composición del tejido empresarial en Castilla y León, y poder contrastarla con el global español por sectores productivos-número de empleados, hemos utilizado la información que nos proporciona el Instituto Nacional de Estadística (INE). Todo ello contribuirá a aproximarnos al grado de especialización productiva de algunos sectores (tanto en el país como en la región) y a explicar por comparación, las carencias o deficiencias de otros.

A enero de 2012, Castilla y León cuenta con 164.994 empresas sobre un total de 3.199.617 existentes a la misma fecha en España. En otras palabras, el 5,2 por ciento de las empresas españolas son castellano-leonesas, con la siguiente estructura:

Elaborado por ADVALOREM a partir de datos del INE. Información referida a 1/1/2012 ©2013
1 No se incluye en la información: el sector primario, las administraciones y servicios públicos, las actividades de los hogares y los organismos extraterritoriales.
2 Incluye: actividades financieras y de seguros; educación, actividades sanitarias y de servicios sociales; actividades artísticas; actividades recreativas de entretenimiento; actividades personales y de carácter asociativo.

A simple vista y según esta segregación, parece evidente que la distribución e importancia de las distintas actividades empresariales en Castilla y León no difiere de manera relevante con la observada en el global español, constatándose que:

a) las proporciones relativas de sectores castellano-leoneses como Industria, Construcción y Otras actividades, son muy similares a las estatales.

b) España es un país “consagrado” fundamentalmente a los Servicios; y aunque Castilla y León está algo menos tercerizada que el agregado nacional (tres centésimas por debajo), bien podemos encasillarla en el mismo genotipo empresarial.

Pero si el lector sube con nosotros un peldaño más en el análisis, sí descubrimos cómo descomponiendo las empresas en sus diferentes subtipos (ver post de este blog: La importancia de llamarse PYME… de 20 de marzo de 2013), por encima de las grandes semejanzas, surgen divergencias expresivas entre ambos colectivos:


Elaborado por ADVALOREM a partir de datos del INE. Información referida a 1-1-2012 ©2013

1 No se incluye en la información: el sector primario, las administraciones y servicios públicos, las actividades de los hogares y los organismos extraterritoriales.
2 Incluye: actividades financieras y de seguros; educación, actividades sanitarias y de servicios sociales; actividades artísticas; actividades recreativas de entretenimiento; actividades personales y de carácter asociativo.
3 Microempresa incluye a las compañías que tienen entre 0 y 9 empleados; Pequeña empresa engloba a las que cuentan con entre 10 y 49 trabajadores; Mediana empresa, con plantilla en el tramo de 50 y 200 asalariados; Empresa Grande refiere a aquellas que emplean a más de 200 personas

La elocuencia de los datos sirve para refrendar una vez más que las células del epitelio empresarial (tanto en España como en Castilla y León) se componen fundamentalmente de PYMES, ya que Micro, Pequeña y Mediana suponen respectivamente más del 99,8% del total. Pero, constatada esta circunstancia, si escudriñamos los detalles por actividad resulta revelador cómo, dentro del sector Industria, los subgrupos de MEDIANAS y GRANDES compañías ocupan en la comunidad castellano-leonesa un peso relativo considerablemente mayor que el de sus homólogas en el resto del país. Siendo conocedores de la realidad empresarial de la región por la interacción con nuestras sociedades cliente, en ADVALOREM creemos que esos dos estratos se encuentran algo subvertidos al concentrarse en ellos corporaciones manufactureras de la envergadura de Renault España (diferencial), Grupo Antolín, Europac, Benteler, Siro, Gullón, Leche Pascual o Lingotes Especiales por referirse a algunos ejemplos.
Como segundo dato distintivo, merece la pena reiterar que a pesar de que Castilla y León comparte con el conjunto nacional su condición de economía tercerizada, la disposición del puzzle empresarial en la región se conforma de piezas algo más pequeñas en los tramos superiores de la serie. En este caso, sin duda la radicación de los grandes grupos de servicios españoles fuera de los confines de la comunidad autónoma justifica la mayor atomización del sector en ella.

Los parámetros analizados hasta aquí conforman un recorrido cualitativo sobre la estructura del mapa empresarial castellano-leonés y sus coordenadas con respecto al de España. Pero tal vez esta singladura quedaría incompleta sin una percepción “crematística” de los datos, por lo que se hace necesario incorporar una referencia que nos ayude a monetizarlos. Para ello, obvia decir que las alternativas son variadas, si bien en esta ocasión hemos elegido como magnitud comparativa el Producto Interior Bruto a precios de mercado 2012 de ambos territorios.

Elaborado por ADVALOREM a partir de información publicada por el INE ©2013 ADVALOREM

1 No incluye el Sector primario ni los Impuestos netos sobre los productos
2 Incluye actividades financieras y de seguros, educación, actividades sanitarias y de servicios sociales, actividades artísticas, actividades recreativas y de entretenimiento y actividades personales y de carácter asociativo

Las cifras en uno y otro colectivo sugieren algunas conclusiones. La primera y fundamental es la desproporción evidente que existe entre los porcentajes numéricos de empresas existentes en cada sector y sus correspectivos de aportación económica al PIB: Industria y Otras actividades, por bienaventurado exceso, y Construcción y Servicios, por doliente defecto. Los números por tanto, hablan por sí solos acerca de la gran calidad del valor monetario de la producción de bienes y servicios que nuestras empresas industriales y negocios dedicados a actividades sanitarias, financieras, de seguros, recreativas o de entretenimiento aportan a nuestra economía. Y esta condición, se da en mayor medida aún en Castilla y León (en Industria, el 8% de empresas aportan un 22% de PIB) que en el conjunto nacional (un 7% vs. 17%). Tiene por tanto la comunidad castellano-leonesa, un sector industrial conformado con empresas algo mas grandes que el global nacional, y que aportan un caudal pecuniario sobresaliente.
Las caras tristes de la moneda son, por un lado, el sector de la Construcción, con valor añadido cualitativo inferior en ambos colectivos: un 14% vs. 9% para las empresas españolas, y un 17% vs. 10% en el caso de los negocios castellano-leoneses. Algo similar podemos concluir del sector Servicios, que siendo en ambos colectivos mayoritario en número de sociedades adscritas, no se acompasa con la misma proporción de eficiencia económica: en España un 62% de empresas “solo” aportan un 47% del PIB, y en Castilla-León este ratio es de 59% vs. 38%. Todo lo anterior compone un cuadro comparativo en esta "contienda" empresarial España vs. Castilla y León que podría resumirse enfrentando el Valor Añadido Bruto Promedio por empresa de cada sector:


Elaborado por ADVALOREM a partir de datos del INE. Información referida a 2012 ©2013
En próximos posts en este blog, desde ADVALOREM seguiremos intentando ilustrar a nuestros queridos lectores acerca del entramado empresarial español, siempre con especial atención al castellano-leonés. Ojalá que, junto con sus siempre bienvenidos comentarios o aportaciones, convirtamos esta bitácora en un punto de encuentro para conocer mejor la realidad de los negocios en ambos territorios. Quedamos emplazados pues, para próximas citas en este foro.

miércoles, 20 de marzo de 2013

La importancia de llamarse PYME...

En la actualidad, existe un amplio consenso, tanto desde el ámbito popular como desde la esfera académica, en considerar a las empresas como el eje central de desarrollo económico de una región. A mayor abundamiento, poco a poco se ha ido poniendo en valor el papel que desempeñan las PYMES frente a la gran empresa tradicional, atribuyendo a las primeras una relevancia verdaderamente inédita hasta hace bien pocos años, siquiera solo por su aportación al empleo y, en consecuencia, por su contribución al desarrollo endógeno de la economía.

Pero es hora de reconocer que en este contexto, el término PYME (Pequeña y Mediana Empresa) se utiliza a veces sin excesiva precisión. Y en ADVALOREM creemos que es importante entender la realidad empresarial que se esconde detrás de la palabra PYME, aunque sólo sea para interpretar adecuadamente muchas de las estadísticas que publicamos a menudo tanto firmas de consultoría o bancos de inversión como medios de comunicación e instituciones públicas. Obvia reseñar que las necesidades de una empresa con un trabajador, distan mucho de las equivalentes para una compañía que emplea 249 trabajadores. Y, hoy por hoy sin embargo, el concepto PYME parece englobar a ambas.

La UE definió hace tiempo el término PYME. Así, desde el año 2003 la Comisión Europea tiene establecido que, será considerada PYME toda empresa que ocupe a menos de 250 personas. La Unión Europea también fijó, aunque de forma no muy afortunada, que las PYMES a su vez podrían clasificarse en EMPRESAS MEDIANAS, EMPRESAS PEQUEÑAS o MICROEMPRESAS. Bajo estas premisas, y tomando en consideración las bases del INE, comprobamos que a 1 de enero de 2012 en España existen 3.199.617 empresas , de las que tan sólo 4.365 emplean a más de 250 asalariados (GRANDES EMPRESAS). El resto, por tanto, 3.195.252, son PYMES.

A título informativo, el cuadro que sigue a continuación agrupa las empresas de España en los cuatro colectivos definidos por la Unión Europea. Nos hemos permitido incluir una segunda columna que consideramos aporta mayor información al desagregar de forma adicional cada uno de los citados tramos.

miércoles, 13 de marzo de 2013

"Think globally, act locally"

Una de las áreas de práctica en ADVALOREM es la de elaborar informes especiales bajo mandato de nuestros clientes: sobre un determinado sector de la actividad, sobre una empresa de la competencia o sobre la situación y oportunidades que presenta un determinado país de cara a estudiar una posible expansión de su actividad económica fuera de España. Este tipo de dossiers se elaboran de forma específica y obviamente su contenido es revelado al cliente de manera exclusiva, particular y estrictamente confidencial. El bagaje de información acumulado de la realidad económica global o del entramado empresarial español y más en concreto, del correspondiente a Castilla y León, nos faculta no obstante para poder compartir algunos datos y estadísticas con los lectores de nuestro blog.

Pasearán pues por este foro cifras y ratios, magnitudes intrínsecas y comparadas, que confiamos resulten de interés. Para poner de manifiesto evidencias tan sustantivas como que Palencia tiene un sector primario (agricultura, ganadería, silvicultura y pesca) que representa el 13,1% del PIB de la provincia cuando en España o Castilla y León este porcentaje se sitúa en el 2,3% y 5,9% respectivamente. O bien cuando nos refiramos al sector industrial comprobaremos cómo en Burgos la Industria representa el 28,1% del PIB de toda la provincia cuando en Castilla y León esta relación es del 18,4% o en España del 14,8%.

Pero asimismo y como reza el título de este post, en ADVALOREM pensamos que, para actuar localmente es imprescindible entender la situación de forma global. Es por ello que para empezar, ponemos a su disposición los dos cuadros que siguen a continuación y que consideramos autoexplicativos de la realidad en la que se desenvuelven individuos y empresas. Pensamos que en el mundo que vivimos difícilmente se puede acertar con las decisiones en el entorno micro si previamente no entendemos el contexto macro en el que se incardina cualquier actividad empresarial.



lunes, 11 de marzo de 2013

La contabilidad del pincho

Hace unos meses comenzaron a correr por la red las imágenes de dos entrañables abuelos sorianos gracias a la difusión de un vídeo filmado cinco años atrás en su Valdegeña natal. A todos nos conmovió entonces la espontaneidad con la que Isidro y Moisés Ciriano contaban desventuras de su infancia o hablaban sobre una juventud vivida a golpe de penurias y estrecheces. La grabación también recoge cómo, con la misma sencillez, ambos ancianos se aventuraban a impartir lecciones de finanzas operativas, proclamando descreídos la ineficacia de contar con estudios especializados al respecto:
…¿economía?... economía no hace falta estudiar…
el hombre que tiene cinco duros, que se gaste uno... ¡ahí está la economía!
Incluso al final del reportaje (2007), el bueno de Isidro llegaba a augurar las calamidades que nos asolarían en un futuro si perseverábamos tan tozudamente en la inobservancia de sus tesis. Exceso de apalancamiento, estructura financiera desequilibrada, ausencia de ahorro como paso previo a la inversión, teoría del consumo… A su manera, Isidro y Moisés estaban refiriéndose a tópicos financieros elementales para cualquier administración de bienes, y en particular, para la correcta gerencia de un negocio. En estos afanes, por más que nos sigan enterneciendo sus palabras y aun reconociendo el abrumador sentido común que rezuman, tenemos que disentir de ellos en su animadversión por el estudio o la preparación académica. Muy al contrario, desde este foro postulamos sin ambages la necesidad de encaminarnos hacia una gerencia más profesionalizada de las empresas.

Y es que en un ejercicio colectivo de sinceridad deberíamos reconocer que salvo en las grandes corporaciones españolas, la capacitación interna sobre gestión económica no es suficiente en una buena mayoría de compañías. Hasta hace relativamente poco tiempo las cuestiones de finanzas eran consideradas casi un elemento accidental dentro del día a día del buen gobierno de una sociedad mediana o pequeña, en el falso entente de que estos desvelos eran solo aplicables a grandes empresas y que la medición o el control de la salud económico-financiera eran preocupaciones ajenas a aquellas de menor tamaño. Pero los hechos nos han demostrado que, un celo razonable sobre indicadores tan básicos como la rentabilidad económica, la rentabilidad financiera, la solvencia, la estructura de inversión, el coste de capital, el periodo de generación de caja, el análisis de costes o el punto muerto entre otros, debieran formar parte de la agenda diaria de quehaceres y preocupaciones de todo buen empresario o gerente. Siquiera tan solo porque lo que no se puede medir, no se puede gestionar.

Hoy por tanto, no sólo ha dejado de discutirse la necesidad de dotar a la gestión empresarial de una capacitación sobre economía y finanzas sino que, en un mundo global, tan extraño a la forma de vida por la que transitaron Isidro y Moisés, debemos afirmar que han cambiado radicalmente los paradigmas de administración de cualquier negocio. Ya no puede servir una gerencia en donde la contabilidad del pincho junto con la anuencia de una gestoría fiscal-contable conformen exclusivamente el peculio de inquietud sobre asuntos económico financieros. Porque en tiempos pasados de bonanza, con verbena de crédito bancario y un crecimiento anual de ventas “a doble dígito”, estas poco recomendables formas de gestión quedaban sepultadas por los muchos litros de caja libre que fluía como manantial de primavera en la mayoría de los negocios. Como no podía ser de otra manera, aquellas lluvias (en donde se financiaron inversiones bárbaras con circulante, en dónde se compraron hasta naves industriales con pólizas de crédito a corto…) nos han traído un verdadero lodazal de concursos de acreedores y liquidaciones. Y es que la gran mayoría de las PYMES en España, estaban instaladas en lo que en ADVALOREM solemos llamar el equilibrio de la bicicleta; obvia decir, por qué lo denominamos así.

Una empresa eficiente y rentable suele ser la suma de una buena idea de negocio más una administración diligente de los factores económico financieros que la componen. Y en esa senda, se deben revisar con urgencia conceptos y arquetipos de gestión tradicionales. Muchos empresarios españoles ya se han concienciado de la importancia de contar con una mayor capacitación para evitar caer en errores del pasado, y han convertido el PROGRAMA INTENSIVO DE ECONOMÍA Y FINANZAS (PIEF) de nuestro Aula de Formación en el punto de partida para hacerlo posible. Otros tantos, eligiendo un camino más directo, nos han colocado como sus referentes en lo que se refiere al ASESORAMIENTO FINANCIERO para sus negocios, abandonando así posturas inmovilistas, renuencia al cambio y ese factor psicológico tan común como la tradicional resistencia a buscar ayuda cuando no se puede hacer frente por sí sólo y de forma eficaz a la nada fácil tarea que conlleva la dirección o gestión de una compañía. A todos ellos, gracias por depositar su confianza en ADVALOREM. Seguimos día a día poniendo a disposición de sus negocios nuestro mejor empeño y nuestra mayor excelencia técnica en economía y finanzas de empresa. Por mucho que a buen seguro, Isidro insinuaría hacerlo de otra manera...

lunes, 4 de marzo de 2013

Oda a los empresarios

Ahora que nos hemos vuelto kennedianos y que ante cualquier acontecimiento nos llenamos la boca diciendo que todos somos esto o lo otro… no estaría de más que tomáramos como costumbre otorgar a los empresarios al menos el derecho a ser considerados tan damnificados como los demás, dentro de este viacrucis por el que estamos transitando. Y de paso es tiempo ya también, de que por fin aclaremos el tan estigmatizado concepto de empresario.

El DRAE lo define en una de sus entradas como Titular propietario o directivo de una industria, negocio o empresa”. Poco feliz se nos antoja semejante interpretación de la Real Academia, ya que parece sugerir que el rol de empresario se asimila a dos funciones bien distintas:

- la de propietario que asume riesgos y,
- la de gerente o administrador de negocios.

Claro que posiblemente la Institución que fija y da esplendor solo acopia en la acepción el poco discernimiento con el que la mayoría aludimos al vocablo en sí. Huelga referir a ejemplos flagrantes, cuando incluso para empresas multinacionales del IBEX se confunden términos... y nos atreveríamos a decir que hasta la razonable prosapia: un gestor o manager es a nuestro modo de ver, toda aquella persona que ejerce funciones de dirección o gestión de compañías a cambio de un determinado emolumento fijo, o fijo más variable. Y esta figura de gerente o directivo, por mucho que la mayoría de los medios de comunicación (y por ende, parte de la opinión pública) le atribuyan la acepción de empresario, debería encasillarse más bien en el concepto de empleado; cierto que probablemente más cualificado e incluso diligente que la media, pero desde luego, un asalariado.

Un empresario es sin embargo, aquel que asume riesgos, que compromete su patrimonio al albur de las circunstancias, con la legítima esperanza de obtener una rentabilidad que, en buena lid, remunere ese riesgo asumido. Y esta condición del propietario-empresario, en los estrictos límites de la ley y la responsabilidad, es tan lícita por cierto como la recompensa que cualquier trabajador, inversor o especulador (grande o pequeño) espera a cambio de su desempeño o inversión.

El manoseo absurdo con el que en los últimos años en demasiados ámbitos sociales se ha utilizado la palabra empresario ha llevado a que el nombre sea a veces sinónimo de abuso jacobino o egoísmo. Se vocea empresario sin caer en la cuenta de que ese es un grupo dispar, como todos... pero lleno de personas que sufren exactamente igual que los demás por salir adelante, por vivir en paz, y hasta por llegar a fin de mes. Y lo peor es que todo ello ha acabado por entreverar un cierto complejo en buena parte del colectivo a la hora de expresar sus tribulaciones, convirtiendo en oprobioso casi cualquier lamento de su parte.

Los empresarios llevan varios años padeciendo las consecuencias de este seísmo político, económico y social que estamos viviendo, con corolarios inefables para su economía y su vida personal. Muchos, demasiados... se han quedado en el camino y han perdido todo o casi todo; que su discurso no sea tan ampuloso como el de otros colectivos, sin duda no debería sugerir una realidad menos doliente.