lunes, 11 de marzo de 2013

La contabilidad del pincho

Hace unos meses comenzaron a correr por la red las imágenes de dos entrañables abuelos sorianos gracias a la difusión de un vídeo filmado cinco años atrás en su Valdegeña natal. A todos nos conmovió entonces la espontaneidad con la que Isidro y Moisés Ciriano contaban desventuras de su infancia o hablaban sobre una juventud vivida a golpe de penurias y estrecheces. La grabación también recoge cómo, con la misma sencillez, ambos ancianos se aventuraban a impartir lecciones de finanzas operativas, proclamando descreídos la ineficacia de contar con estudios especializados al respecto:
…¿economía?... economía no hace falta estudiar…
el hombre que tiene cinco duros, que se gaste uno... ¡ahí está la economía!
Incluso al final del reportaje (2007), el bueno de Isidro llegaba a augurar las calamidades que nos asolarían en un futuro si perseverábamos tan tozudamente en la inobservancia de sus tesis. Exceso de apalancamiento, estructura financiera desequilibrada, ausencia de ahorro como paso previo a la inversión, teoría del consumo… A su manera, Isidro y Moisés estaban refiriéndose a tópicos financieros elementales para cualquier administración de bienes, y en particular, para la correcta gerencia de un negocio. En estos afanes, por más que nos sigan enterneciendo sus palabras y aun reconociendo el abrumador sentido común que rezuman, tenemos que disentir de ellos en su animadversión por el estudio o la preparación académica. Muy al contrario, desde este foro postulamos sin ambages la necesidad de encaminarnos hacia una gerencia más profesionalizada de las empresas.

Y es que en un ejercicio colectivo de sinceridad deberíamos reconocer que salvo en las grandes corporaciones españolas, la capacitación interna sobre gestión económica no es suficiente en una buena mayoría de compañías. Hasta hace relativamente poco tiempo las cuestiones de finanzas eran consideradas casi un elemento accidental dentro del día a día del buen gobierno de una sociedad mediana o pequeña, en el falso entente de que estos desvelos eran solo aplicables a grandes empresas y que la medición o el control de la salud económico-financiera eran preocupaciones ajenas a aquellas de menor tamaño. Pero los hechos nos han demostrado que, un celo razonable sobre indicadores tan básicos como la rentabilidad económica, la rentabilidad financiera, la solvencia, la estructura de inversión, el coste de capital, el periodo de generación de caja, el análisis de costes o el punto muerto entre otros, debieran formar parte de la agenda diaria de quehaceres y preocupaciones de todo buen empresario o gerente. Siquiera tan solo porque lo que no se puede medir, no se puede gestionar.

Hoy por tanto, no sólo ha dejado de discutirse la necesidad de dotar a la gestión empresarial de una capacitación sobre economía y finanzas sino que, en un mundo global, tan extraño a la forma de vida por la que transitaron Isidro y Moisés, debemos afirmar que han cambiado radicalmente los paradigmas de administración de cualquier negocio. Ya no puede servir una gerencia en donde la contabilidad del pincho junto con la anuencia de una gestoría fiscal-contable conformen exclusivamente el peculio de inquietud sobre asuntos económico financieros. Porque en tiempos pasados de bonanza, con verbena de crédito bancario y un crecimiento anual de ventas “a doble dígito”, estas poco recomendables formas de gestión quedaban sepultadas por los muchos litros de caja libre que fluía como manantial de primavera en la mayoría de los negocios. Como no podía ser de otra manera, aquellas lluvias (en donde se financiaron inversiones bárbaras con circulante, en dónde se compraron hasta naves industriales con pólizas de crédito a corto…) nos han traído un verdadero lodazal de concursos de acreedores y liquidaciones. Y es que la gran mayoría de las PYMES en España, estaban instaladas en lo que en ADVALOREM solemos llamar el equilibrio de la bicicleta; obvia decir, por qué lo denominamos así.

Una empresa eficiente y rentable suele ser la suma de una buena idea de negocio más una administración diligente de los factores económico financieros que la componen. Y en esa senda, se deben revisar con urgencia conceptos y arquetipos de gestión tradicionales. Muchos empresarios españoles ya se han concienciado de la importancia de contar con una mayor capacitación para evitar caer en errores del pasado, y han convertido el PROGRAMA INTENSIVO DE ECONOMÍA Y FINANZAS (PIEF) de nuestro Aula de Formación en el punto de partida para hacerlo posible. Otros tantos, eligiendo un camino más directo, nos han colocado como sus referentes en lo que se refiere al ASESORAMIENTO FINANCIERO para sus negocios, abandonando así posturas inmovilistas, renuencia al cambio y ese factor psicológico tan común como la tradicional resistencia a buscar ayuda cuando no se puede hacer frente por sí sólo y de forma eficaz a la nada fácil tarea que conlleva la dirección o gestión de una compañía. A todos ellos, gracias por depositar su confianza en ADVALOREM. Seguimos día a día poniendo a disposición de sus negocios nuestro mejor empeño y nuestra mayor excelencia técnica en economía y finanzas de empresa. Por mucho que a buen seguro, Isidro insinuaría hacerlo de otra manera...

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